En electrónica existen diferentes tipos de circuitos que pueden ser clasificados de acuerdo a su función y configuración. Entre ellos, los circuitos de realimentación positiva y negativa son muy comunes y tienen importantes aplicaciones prácticas en diferentes áreas.
Antes de explicar los circuitos de realimentación positiva y negativa, es importante entender qué es la realimentación en sí misma. En términos generales, la realimentación es un concepto que describe la conexión de la salida de un circuito a su entrada, de manera que parte de la señal de salida es enviada de vuelta a la entrada.
Esto puede parecer redundante, pero en realidad tiene importantes implicancias en el comportamiento del circuito. En particular, la realimentación puede ser utilizada para controlar y mejorar la respuesta del circuito ante diferentes estímulos.
En los circuitos de realimentación positiva, la señal de salida es enviada de vuelta a la entrada con una polaridad tal que refuerza su amplitud. Esto significa que la señal se amplifica cada vez más, hasta que llega a un punto en que se satura o se distorsiona.
Un ejemplo de circuito de realimentación positiva es el amplificador de tensión con diodo Zener, que se utiliza para generar una tensión de referencia fija a partir de una fuente de alimentación variable. En este caso, la realimentación positiva asegura que la tensión de salida sea siempre igual a la tensión Zener deseada, independientemente de las fluctuaciones en la entrada.
En los circuitos de realimentación negativa, la señal de salida es enviada de vuelta a la entrada con una polaridad tal que contrarresta su amplitud. Esto significa que la señal se debilita cada vez más, hasta que llega a un punto en que se estabiliza y sigue siendo proporcional a la entrada.
Un ejemplo de circuito de realimentación negativa es el amplificador operacional inversor, que invierte la fase de la señal de entrada y la amplifica con una ganancia fija. En este caso, la realimentación negativa asegura que la señal de salida sea igual y opuesta a la señal de entrada, amplificada por la ganancia del circuito.
Los circuitos de realimentación positiva y negativa tienen importantes aplicaciones prácticas en la electrónica. Por ejemplo, la realimentación negativa se utiliza en amplificadores, osciloscopios, fuentes de alimentación, controladores de motores, entre otros dispositivos.
Por otro lado, la realimentación positiva se utiliza en osciladores, generadores de onda triangular y senoidal, circuitos de control biológico, circuitos de retroalimentación en sistemas de audio, entre otros.
En conclusión, la realimentación es un concepto fundamental en la electrónica que permite controlar y mejorar el comportamiento de los circuitos. Los circuitos de realimentación positiva y negativa son dos ejemplos comunes de esta técnica, que tienen diferentes ventajas y desventajas según su aplicación específica.